Igual que otros muchos cangueses, varios amigos que allá por los comienzos de los años 60 éramos unos chavales, teníamos la no sé si sana pero sin duda buena costumbre de juntarnos al atardecer, cuando nos era posible, para ir a merendar a alguna de las bodegas de Cangas o de los alrededores. Con independencia de la época del año, porque varios de ellos eran estudiantes, o de la etapa en la vida de este grupo, me vienen a la memoria –sin que me olvide del resto- nombres que en mi opinión dejaron marca entre todos nosotros: Pin Rengos, Modesto Freije, Nel Cuesta, Arturo Uría, Falo...
Nuestros dos sitios preferidos eran
“Casa Sotero”
y la
“Bodega de Antón”, sobre todo el primero, y ello sin olvidar las muchas tardes de verano en
“Casa Lola”, en Llano, después de bañarnos en el río. Cada uno de nosotros aportaba lo que podía: un par de chorizos, unas latas de conservas, unas lonchas de jamón... que juntábamos y comíamos amigablemente al tiempo que tomábamos unos “cachos” de vino de Cangas.
Estas “cuchipandas” llegaban a su momento culminante en los días previos a las fiestas de El Carmen: se decía que
“primer día de novena, primer día de fartura”; las mujeres iban a la novena y los hombres a merendar o a cenar con los amigos.
En una nota que hice hace algún tiempo, aunque no demasiado, tengo anotados los siguientes nombres:
- Víctor Gión Pérez
- Joaquín Avello Fernández “Saburcio”
- Modesto Freije Martínez
- José Pérez García “Pin Rengos”
- José Manuel Pérez Rodríguez “Nel Cuesta”
- Rafael Álvarez Flórez “Falo”
- Arturo Uría Pertierra
- Secundino Fernández González
Pero al final de esa nota aparece –posiblemente sugerido por “Falo”- otro nombre: Esteban “el de Pepillo”. Me acuerdo de Esteban; fue, en algunos momentos, de mi grupo o hubo una cierta amistad. Sin embargo, no recuerdo que formara parte del grupo inicial de lo que después fue “Barriga Hubiera”, además de que siempre tuve la idea de que habíamos sido 8 los que iniciamos la peña; ahora bien, en esa nota aparece su nombre, y para cuando la escribí mi recuerdo de Esteban ya se había disipado y su nombre sólo pudo llegar a ella porque alguien en ese momento, que estuviera conmigo recordando la pequeña historia, me lo comentara (de ahí que esté al final de la nota y no alineado con los otros 8). Puede que en lugar de 8 fuéramos 9 y que después quedáramos en 8, o que él participara en la primera “edición”, cuando estuvimos con los de Llamas, y que después ya no participara (hasta es posible que Esteban se marchara de Cangas por aquella época).
También “Falo” me hizo recordar a Casimiro, un amigo suyo de estudios, fallecido algunos años más tarde en accidente de automóvil y hermano de la que hoy es su mujer, Ana, que vino a alguna de las cenas, y que vivió conmigo y junto a mí la aventura de tratar de esquivar los voladores que, rebotados en los árboles debajo de los que nos habíamos situado, explotaban en torno a nosotros, y de resultas de lo cual unos y otros llevamos por delante la mesa donde habíamos cenado y cuanto quedaba sobre ella, como la olla, que tuvimos que volver a buscar al día siguiente. De esta anécdota saco las siguiente conclusiones: puesto que en 1964 habíamos cenado con la gente de Llamas, hubo de ocurrir en 1966 ya que en 1965 yo estaba en la “mili” y no asistí a la cena; además, si ocurrió en 1966 es que el año anterior no se había cenado allí porque en caso contrario ya se habían visto los inconvenientes de no saber elegir el lugar; finalmente, al año siguiente, 1967, ya debimos elegir el lugar que desde entonces hemos ocupado.
Ángel Casimiro Fernández López
dejó Barriga Hubiera en el año 1971, ya que se casó en 1972 y marchó a vivir a Cebreros (Ávila) y
Esteban Pepillo
estuvo los primeros años hasta que se fue a vivir a Oviedo, pero no recuerdo el año concreto.
Para la descarga del año 1971 debíamos ser 10:
- Pin y Nel Cuesta, que estaban en la “mili”.
- Quevedo (no sé cuando ingresó) y Modesto, ambos en la “mili” o en puertas.
- Yo, que ya estaba en Gijón, y que no iría este año ni los siguientes.
- Otros 5, que debían ser: Arturo, Falo y otros que no sé (para entonces, Gión y Joaquín Avello creo que ya no estaban. Quizá sí estuviera Eloy, hermano de Arturo).
(En carta que envío a Arturo el 10-06-1971, explicando y comunicando el envío del dinero que tenía en mi poder, cito a los que están en la “mili” y a los que pueden estar allá para el 15 de julio, más yo que ya anuncio mi intención de no acudir, y añado que “a la hora de la verdad seréis 5”. La deducción es fácil).
En la segunda tanda entraron Quevedo. Pin Amador, José Avello, Luis Arce, Joaquim Cuervo, Tahoces, Armando Perchín, Caniecho y Mestas, entre otros.
CUOTAS - DINERO:
Como todos andábamos escasos de dinero –acaso yo era uno de los que menos, porque ya trabajaba de forma continuada desde 1961-, las cuotas debían ser muy pequeñas; más o menos, lo que nos sobraba de nuestros otros gastos. Sí sé que para 1970-1971 pagábamos una cuota de 50 pesetas al mes.
Los fondos de la Peña debían andar al nivel de todos nosotros, porque el 2 de junio de 1971 yo tenía en mi poder, como tesorero, la cantidad de 837 pesetas, parece que de cuotas de todos hasta abril –es fácil que hubiera algún moroso-, y faltaban al menos otras 1.000 pesetas: 2 meses a 50 pesetas por 10 socios.
(De la carta que el 10-06-1971 escribo a Arturo –entonces presidente- dando cuenta del giro postal enviado y explicando las cuentas).
Arturo siempre fue el Secretario y yo el presidente
ANÉCDOTAS
Algunas las viví y no olvidé; otras me las recordaron, y el resto las oí contar a quienes las vivieron, aunque de unas y de otras no siempre hay coincidencia total entre nosotros.
BARRIGA HUBIERA
Me relataron que era una forma de cortesía en Cangas o en su concejo contestar a la invitación hecha de participar en la comida de quién invitaba con un “barriga hubiera…”, como queriendo decir que gustosamente se aceptaría si no fuera porque ya no había sitio para más. Yo no recuerdo en qué momento ni como fue la cosa pero parece ser que estábamos –o estaban algunos de la peña- discutiendo acerca de qué nombre habría de dársele a ésta, y Nel Cuesta, con sus característicos pragmatismo y asomo de cinismo –y en él era éste una virtud y no un defecto-, dijo algo así como “dejáibos de nombres y barriga hubiera pa seguir comiendo”, momento en el que todo el mundo quedó de acuerdo que ése, Barriga Hubiera, era el nombre buscado. Otra versión es que Nel era ajeno a la discusión y que dijo la célebre frase en contestación a alguien de nosotros y en relación con lo que en aquellos momentos se estaba comiendo, y que la misma fue inmediatamente adoptada como nombre para identificarnos y distinguirnos de las otras peñas (El Arbolín y –posiblemente- El Sarmiento).
Tengo mis dudas ya que recuerdo a Arturo en la discusión con Nel de si el nombre debería ser Barriga Hubiera (Arturo) o Barriga Habiera (Nel).
EL GARRAFÓN
No era la primera ni la segunda de nuestras cenas de El Carmen pero sí en los primeros años. Debíamos cargar a hombros con comida y bebida y subirlo hasta el sitio que desde entonces hemos venido ocupando, y no faltaba el “vino de Cangas”, del que solíamos subir un garrafón para que no escaseara. Como la cuesta del Cascarín era un poco dura, había quienes hacían un alto para recuperar fuerzas, y, entre ellos, Nel y Modesto, que subían el garrafón. Bien porque estuvieran más flojos de lo debido y tuvieran que parar muchas veces, bien porque tuvieran sed, lo cierto es que los porteadores llegaron arriba con el garrafón bastante menguado y en una condiciones digamos que poco apropiadas. Creo que fue la vez que Nel tiraba después los voladores “cuerpo a tierra”.